CAMILA CAÑEQUE
Hace un año, más o menos, Camila Cañeque, barcelonesa de 28 años, artista contemporánea, se puso un vestido de flamenca, cogió una cámara de fotos y se fue a Estados Unidos. Y así durante 27 días sin nada más. Tras esa aventura quijotesca, llegó la performance "dead-end", que mostró en América, Asia y Europa.
"Mi vida era representar que España ha muerto frente al poder capitalista". Y representaba tal idea visitando congresos de arte. Llegaba, se tumbaba boca abajo y se hacia la muerta.
Camila quiso poner fin a su proyecto por todo lo grande. El sitio, la feria de arte contemporáneo Arco. Y allí, vestida de flamenca, repitió la secuencia, cuerpo a tierra y actuando sin actuar. El público la sorteaba: curiosidad primero, indiferencia, después.
Al principio vino un guardia de seguridad y la echó porque estaba en una zona de salida de emergencia. Ella no lo veía muy claro, la razón: "allí se vende y compra arte, no se hace". A Camila no le quedó otro remedio que levantarse, coger sus cosas y marcharse.
Camila Cañeque |
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