Entrevista realizada por la Revista Claves de Arte, a la autora que ha dejado huellas en la historia de la performance, Esther Ferrer.
RCA: ¿Cómo empezaste en la performance?
Esther Ferrer: Yo formaba parte de
una asociación artística en los años 60 y desde allí intentábamos hacer algunas
actividades durante la época del Franquismo. Junto a Antonio Sistiaga (San Sebastián, 1932) creamos
un taller de libre expresión infantil. Un día me dijo que había unos amigos
suyos que hacían cosas muy diferentes, que en la época se llamaban
acciones (y que luego se popularizó bajo el nombre de performance), y que
estaban buscando una mujer para hacer algo y me preguntó si yo quería hacerlo.
Entonces, José Luis Castillejo, Juan Hidalgo y Walter
Marchetti, que formaban el grupo Zaj,
vinieron a San Sebastián. Me encontré con ellos, para que me explicasen más o
menos de que se trataba. Yo ya conocía un poco del grupo FLUXUS,
y del happening, entre otras cosas, así que me interesaba trabajar con ellos.
Fue así de simple.
RCA: ¿Cuáles son
tus influencias?
EF: Bueno, influencias
tienes todas las del mundo. Las más directas, por supuesto, son el futurismo,
el dadaísmo y el surrealismo, que han influenciado todo el arte. Pero la mayor
influencia es John Cage.
RCA: De hecho le
escribiste una carta a él en que se hablaba sobre el futuro del anarquismo…
EF: Una vez tuvo que
realizar unas conferencias en una universidad en Estados Unidos y me llamó por
teléfono. Me dijo que le gustaría hablar sobre la anarquía. Y como él
consideraba que los españoles tienen una fuerte tradición anárquica, me pidió
que escribiera algo que hablase sobre si la anarquía tenía futuro. Le respondí
en forma de carta y él la incluyó en su conferencia en forma de mesostic.
RCA: ¿Qué es la
performance? ¿Podrías definirla?
EF: Voy a dar una
definición, pero dar una definición siempre es reductible. Es el arte del
tiempo, del espacio y de la presencia. Así dicho suena bien, aunque en realidad
esta definición se podría aplicar a otras artes. Personalmente, una vez que
tengo el concepto, la idea de una performance, la organizo en función de estos
tres parámetros. El tiempo, para mí, es muy importante en la performance como
en el trabajo plástico. El espacio también te condiciona y, por último, la
presencia del que hace la performance, aunque no es inevitable, pero sucede que
prácticamente está siempre. La persona que hace la obra y la que la presenta es
siempre la misma.
RCA: ¿Cómo es el mercado actual
de performance?
EF: Está menos
mercantilizado que otras expresiones artísticas, porque se mueve en un ámbito
en el que no hay dinero. Ahora empieza a haber más, porque la institución
comienza a interesarse más por la performance. Al principio nadie la
entendía, ni les interesaba. Tampoco había dinero, los que organizaban las
cosas eran los propios artistas con mucho esfuerzo. Poco a poco se fue
integrando en el mundo del arte y empezó a venderse.
¿Estoy en el mercado del arte? Por supuesto, pues tengo mis trabajos artísticos en las galerías y en los museos. Simplemente vivo de eso. El artista que quiere vivir de su trabajo tiene que entrar en el mercado del arte, de qué manera y hasta donde, eso depende de cada cual.
RCA: ¿Documentas
tus performances?
EF: Yo no me preocupo
de la documentación, son los demás los que se preocupan. Yo nunca pido a nadie
que documente lo que he hecho. Si lo he pedido es porque tenía una idea
posterior para la que necesitaba filmar, para otro posible trabajo. La única
documentación que tengo de mis performances es lo que me envían los
organizadores, la gente que está presente y que saca fotos, que realiza vídeos…
Entiendo que para los historiadores del arte, críticos, incluso para los
amateurs es importante conocer el proceso del artista documentando cada paso,
pero para mí lo único que es importante es hacerlo. La performance es lo que
ocurre en un momento dado en un lugar determinado. En el vídeo no
se siente, no se percibe la tensión, la relación que se crea
entre las presencias que están ahí, entre el performer que propone la acción y
los que la reciben. Lo que pasa entre estas dos presencias el vídeo no
puede recogerlo.
RCA: Conozco a
jóvenes artistas que han expuesto en grandes centros y galerías y que ahora
mismo no tienen una galería. ¿La estructura del arte cambia con el tiempo? ¿Es
distinto para un joven artista entrar hoy en el mercado? ¿Cómo lo harías tú
hoy?
EF: Creo que el
concepto de arte está cambiando. Quizás es que el problema es que
está cada vez más mercantilizado, en todos los ámbitos. Se ha vuelto un negocio
como cualquier otro. Estoy bastante desorientada con respecto al futuro de la
actividad que yo he practicado. Para la gente joven hoy en día tiene que ser
muy difícil mantener una posición diferente del mercado y de la institución e
intentar sobrevivir sin aceptar muchísimas de las cosas que tienen que aceptar.
Si fuera una artista joven y tuviera que empezar ahora, haría lo que he hecho siempre: aislarme, coger una línea y seguirla. Yo nunca he ido buscar a la gente. Decidí desde que empecé a trabajar que nunca iba a hacer un dossier para presentar mi trabajo. Eso no lo he hecho nunca.
He hecho mi trabajo y en un momento determinado, yo no sé porqué, la gente empieza a buscarte. Aunque yo no puedo aconsejar sobre eso, no puedo decirle a un artista joven qué tiene que hacer, en ese sentido. Nunca he hecho un dossier, nunca he pedido una beca… Me dieron una beca una vez, pero fue la galería la que hizo la petición. Nunca he ido a una galería para presentar mi trabajo, nunca.
RCA: ¿Qué es el
arte contemporáneo?
EF: La idea de arte que
tenemos nosotros es un concepto que apareció en el Renacimiento. Hasta entonces
se conceptualizaba de otra manera. Mientras sigamos siendo humanos,
necesitaremos crear. Y a ésta creación, en un momento determinado, se le llama
arte, se vende y se compra a nivel individual, o sea, que la función social que
puede tener es más difusa, más complicada que la que tuvo en otras épocas. Y
¿qué función tiene el arte hoy, si es que tiene alguna en nuestra sociedad
actual? Respondo: yo hago el arte para mí misma. Hago lo que hago lo más
honestamente que puedo. Entiendo que si a mí me sirve, puede servir también a
otros. No soy una artista mesiánica, no pretendo cambiar el mundo con mi
trabajo, por eso yo hago el arte para mí. Haciéndolo lo más honrada y
sinceramente que puedo me sirve a mí y, supongo, que a alguien más le servirá
también.
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